Lo adelantó Florencia Campusano, hija de Mirta Zabalegui (68), la mujer que en 2019 fue asesinada por delincuentes que le robaron el dinero que había ahorrado con el objetivo de llevar a sus nietos a Disney. Los tres imputados serán juzgados la semana que viene.
Después de haber trabajado toda su vida, Mirta Zabalegui tenía un sueño: llevar a sus nietos a Disney. En gran parte de sus 68 años, la mujer había realizado tareas de limpieza en casas particulares, hasta llegar a ser encargada de un edificio céntrico. Y en ese preciso lugar la asesinó un grupo de delincuentes tras enterarse de que, para cumplir con aquél deseo, ahorraba dinero en efectivo y no lo guardaba en bancos porque desconfiaba de la estabilidad financiera argentina.
El caso se produjo en septiembre de 2019 y ahora llegará a juicio. Desde el próximo lunes 11 de diciembre, Carlos Juárez, Rubén “El Tucumano” Santillán y Carlos Oña afrontarán el cargo “homicidio en ocasión de robo” ante un jurado popular. Un cuarto hombre, Oscar Eduardo Lantes, fue sindicado como parte de la banda y hubiera tenido que sentarse en el mismo banquillo de los acusados que el resto, pero falleció tiempo atrás.
En ese marco, Florencia Campusano, la hija de la víctima, habló con LA CAPITAL y adelantó que reclaman y esperan justicia. “Por más que nada nos va a devolver a nuestra madre, queremos tener una sentencia… Esperamos que sea lo más severa posible, con penas ejemplares”, dijo, también en nombre de su hermano Lucas, al conceder ayer la entrevista telefónica.
La mujer indicó que, si bien su familia sabe que será una semana dura porque significará revivir un hecho dramático, “es algo esperado”. “Es difícil porque es pasar otra vez por la misma situación, escuchar cosas que ya escuchamos, y nos venimos preparando… Pero nos genera angustia, tristeza, desesperación”, describió.
A pesar de ello, Campusano reiteró la necesidad de darle un cierre a una etapa “tan tremenda, tan terrible”. “Esperamos que el jurado acompañe nuestro reclamo y que haya justicia”, remarcó.
En ese sentido, la entrevistada destacó y agradeció “la excelente labor de la fiscalía y de la policía”. “Tanto el fiscal Leandro Arévalo, como su secretaria, Mónica, la gente de la DDI, han sido impecables… Nos hemos encontrado gente que hizo su trabajo perfectamente. Uno hasta les tiene afecto porque se han comportado muy bien con nosotros”, explicó.
El fiscal Leandro Arévalo.
Consultada acerca de la demora de más de cuatro años en llegar al debate, Campusano señaló que “la idea era pasar por un solo juicio, por eso se esperó para procesarlos a los tres, y porque el cuarto murió, pero uno estaba prófugo y se tardó un año en encontrarlo, que encima es el que más complicado está, o el que más pruebas en contra tiene”.
Con respecto al hecho de que el juicio se realice bajo la modalidad del jurado popular, por elección de los propios imputados, la mujer dijo estar “esperanzada” en que los ciudadanos encargados de juzgar lo sucedido “acompañen este reclamo de justicia”. “Seguro sea gente de trabajo, como era mi mamá. Van a entender por la situación que tuvimos que pasar. Nunca tuvimos un problema con la Justicia. Tener que ir a Tribunales a vernos con esta gente con que no tenemos nada que ver no nos entra en la cabeza”, fundamentó.
“Un antes y un después”
Los últimos cuatro años fueron, para Lucas y Florencia, y también en la vida de sus hijos, “muy difíciles”. Al remontarse a octubre de 2019, la entrevistada confiesa que hubo, a partir de entonces, “un antes y un después”.
“En esa época yo tenía solamente a mi hija Amaia, que acababa de cumplir 3 años, y mi hermano a los mellizos Chiara y Franco, de 16, y Fiorella, de 14. El sueño de mi mamá, lo que les había prometido a los dos más grandes por haber cumplido 15, era llevarlos a Disney”, contó Florencia.
Y continuó: “Yo ahora tengo dos hijas gemelas más, Charo y Zoe, que ella obviamente no llegó a conocer. Siempre pensamos cómo hubiera sido para mi mamá enterarse de que iba a tener más nietas… Porque ella era una mamá y una abuela muy presente. Nos acompañaba un montón”.
El crimen de Mirta Zabalegui no sólo afectó a sus hijos, sino que también dañó las adolescencias de sus nietos mayores y la infancia de la más pequeña. “Para ellos fue durísimo: mi sobrino fue el que atendió el teléfono cuando nos dieron la noticia y se puso a gritar ‘¡salven a mi abuela!’ llorando… Nosotros la última vez que la vimos fue en el cumpleaños de 3 años de mi hija, que pasaba mucho tiempo con ella porque la cuidaba cuando yo me iba a trabajar al hospital, y al no verla más se enojaba y me decía que yo era una mentirosa cuando le decía que no podía hablarle más por teléfono o visitarla y que su ‘abu’ estaba durmiendo. Encima después perdimos a mi viejo con la pandemia del Covid también”, relató.
Imagen de dos de los detenidos tras uno de los operativos de la DDI.
Otra de las personas que sufrió el asesinato de Zabalegui fue su pareja. La mujer estaba separada del padre de sus hijos y había formado pareja con otro hombre, Jorge, quien fue el que la halló muerta en su departamento. “Era una gran persona él y no pudo reponerse de eso: enloqueció, no pudo volver a caminar y murió menos de año después en un geriátrico. Siempre decimos que a estos tipos tendrían que juzgarlos por su muerte también”, mencionó Florencia.
Y agregó: “En mi caso, hay lugares por los que no puedo pasar… No puedo ver el barco Olitas por ejemplo, me hace mal, porque ella había llevado a los nietos más grandes por primera vez ahí y cuando la mataron estaba por llevar a mi hija. Juro que me hace muy mal verlo. Tampoco puedo pasar por el edificio, me cuesta muchísimo”.